jueves, 16 de octubre de 2014

Arcángel Rafael

SAN RAFAEL


Rafael significa Medicina de Dios y se le suele representar en unión con Tobías,
acompañándolo o librándolo del peligro del pez. Su nombre sólo aparece en el libro de
Tobías. En él se nos presenta Rafael como modelo de ángel custodio, porque protege a
Tobías de todos los peligros: del pez que quería devorarlo (6, 2) y del demonio que le
hubiera matado como a los otros siete pretendientes de Sara (8, 3). Cura la ceguera del
padre (11, 11) y así manifiesta su carisma especial de ser medicina de Dios y patrono de
los que cuidan enfermos. Arregla los asuntos del dinero prestado a Gabael (9, 5) y
aconseja a Tobías que se case con Sara. Humanamente, Tobías nunca se hubiera casado
con Sara, porque tenía miedo de morir igual que los anteriores esposos (7, 11), pero
Rafael cura a Sara de sus miedos y tranquiliza a Tobías para que se case, porque ese
matrimonio era querido por Dios desde toda la eternidad (6, 17). El mismo Rafael es
quien presenta las oraciones de Tobías y de su familia ante Dios: Cuando orabais, yo
presentaba vuestras oraciones ante el Santo; cuando tú enterrabas a los muertos,
también yo te asistía; cuando sin pereza te levantabas y dejabas de comer para ir a
sepultarlos, yo estaba contigo (12, 12-13).
A Rafael se le considera el patrono de los novios y jóvenes esposos, porque
arregló todo lo referente al matrimonio de Tobías con Sara y solucionó todos los
problemas que impedían su realización. Por eso, todos los novios deben encomendarse a
san Rafael y, por medio de él, a la Virgen nuestra Madre, que, como buena madre, se
preocupa de su felicidad. Así lo hizo claramente en las bodas de Caná, donde consiguió
que Jesús realizara su primer milagro para hacer felices a los recién casados.
También san Rafael es buen consejero familiar. Aconseja a la familia de Tobías
a alabar a Dios: Bendecid a Dios siempre, pues yo no he venido por mi voluntad, sino
por la de Dios; por lo que a Él debéis bendecir siempre. Ahora alabad a Dios que yo
me subo al que me envió y poned por escrito lo sucedido (12, 17-19). Y aconseja a
Tobías y Sara a orar. Cuando a ella te acerques, levantaos ambos e invocad al Dios
misericordioso y tendrá piedad de vosotros. No temáis, que para ti está destinada desde
la eternidad y tú la salvarás e irá contigo, y estoy seguro de que tendrás de ella hijos
(6, 17).
Y, cuando estuvieron solos en la alcoba, Tobías dijo a Sara: Levántate, hermana,
vamos a orar para que el Señor tenga misericordia de nosotros. Bendito eres Dios de
nuestros padres y bendito por los siglos tu nombre santo y glorioso. Bendígante los
cielos y todas las criaturas. Tú hiciste a Adán y le diste por ayuda y auxilio a Eva, su
mujer; de ellos nació todo el linaje humano. Tu dijiste: No es bueno que el hombre esté
solo; hagámosle una ayuda semejante a él. Ahora, Señor, no llevado de la pasión
sexual, sino del amor a tu ley, recibo a esta hermana por mujer. Ten misericordia de mí
y de ella, y concédenos a ambos larga vida. Y ella respondió: Amén (8, 4-8).
¡Es tan importante orar en familia! La familia que reza unida, permanece unida

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