jueves, 16 de octubre de 2014

Arcángel Gabriel

                                                               SAN GABRIEL


Su nombre significa fuerza de Dios. Se le representa con una vara de perfumada
azucena, que obsequió a María en el momento de la Anunciación y que representa la
pureza inmaculada de la Virgen santa. Su fiesta es el 25 de marzo, fiesta de la
Anunciación.
Es el mensajero de Dios por excelencia y el que comunica a los hombres las
grandes noticias de parte de Dios. Ya en el Antiguo Testamento le habla al profeta
Daniel sobre los acontecimientos importantes que tendrán lugar para el pueblo de Israel.
Veamos los textos:
Mientras yo, Daniel, contemplaba la visión, se colocó delante de mí alguien con
apariencia de hombre y oí una voz que gritaba y decía: “Gabriel, explícale a éste la
visión”. Vino él cerca de donde estaba yo y, al acercarse, me sobrecogí y caí sobre mi
rostro. Él me dijo: “Atiende, hijo de hombre, que la visión es del fin de los tiempos…
Voy a enseñarte lo que sucederá al fin del tiempo de la ira, pues tendrá fin ese tiempo”
(Dan 8, 16-19).
Estaba todavía en oración, cuando aquel varón, Gabriel, a quien vi en la visión,
volando rápidamente, se llegó a mí como a la hora del sacrificio de la tarde. Vino y,
hablando conmigo, me dijo: “Daniel, vengo ahora para hacerte entender. Cuando
comenzaste tu plegaria, fue dada la orden y vengo a dártela a conocer, porque eres el
predilecto. Oye, pues, la palabra y entiende la visión. Setenta semanas están prefijadas
sobre tu pueblo y sobre tu ciudad santa para poner fin a la prevaricación y cancelar el
pecado, para expiar la iniquidad y traer la justicia eterna, para sellar la visión y la
profecía y ungir al santo de los santos”.
Gabriel también deja entrever un tiempo de inmensas bendiciones espirituales con
la venida del Mesías: Vi venir sobre las nubes del cielo a uno como hijo de hombre que
se llegó al anciano. Y se le dio el señorío, la gloria y el imperio y todos los pueblos,
naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es un dominio eterno y no acabará; y su
imperio, imperio que nunca desaparecerá (Dan 7, 13-14). Aquí se habla claramente del
Mesías prometido al pueblo de Israel. Por eso, Gabriel es claramente, ya desde el
Antiguo Testamento, el embajador de Dios para los grandes acontecimientos del pueblo
de Dios. Esto se manifiesta con total claridad en el Nuevo Testamento al anunciar el
nacimiento de Juan Bautista y de Jesús.
Le dice Gabriel a Zacarías: Yo soy Gabriel, que asisto ante Dios y he sido
enviado para hablarte y comunicarte esta buena nueva. He aquí que tú estarás mudo y
no podrás hablar hasta el día en que esto se cumpla por cuanto no has creído a mis
palabras que se cumplirán a su tiempo (Lc 1, 19-20).
Pero, sobre todo, le anuncia a María la gran noticia del nacimiento del Salvador.
En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José de la casa de
David; el nombre de la Virgen era María, y presentándose a ella le dijo: Salve, llena de
gracia, el Señor está contigo (Lc 1, 26-28). María se asusta ante la vista del ángel, quien
había aclarado desde el principio que venía de parte de Dios. Y Dios, por medio de
Gabriel, le dice las hermosas palabras del Avemaría: Dios te Salve, llena de gracia, el
Señor está contigo. Palabras divinas y evangélicas, cuya repetición en el Avemaría no
pueden ser sino fuente de inmensas bendiciones para los creyentes.
Y sigue diciéndole: No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios y
concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien, pondrás por nombre Jesús. Él será
grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David su padre
y reinará en la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin (Lc 1, 30-33).
A continuación, el ángel le explica la concepción milagrosa de Jesús: El Espíritu
Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra y, por eso, el
hijo engendrado será santo y será llamado Hijo de Dios. E Isabel tu parienta también
ha concebido un hijo en su vejez y éste es ya el mes sexto de la que llamaban estéril,
porque para Dios no hay nada imposible. Y María dijo: “He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra”. Y se fue el ángel (Lc 1, 35-38).
Hay un detalle significativo, que es preciso anotar sobre san Gabriel, el
embajador de Dios. San Gabriel saluda a María con el Salve, en griego Alégrate, que era
el saludo normal entre los griegos. Pero el saludo de parte de Dios va más allá de un
mero saludo humano, porque el saludo divino se fija en su alma, que es inmaculada, y le
dice llena de gracia. Ese es el mayor elogio que un ser humano podría haber recibido de
Dios y que a nadie sino a ella se le ha dicho. Llena de gracia, es decir, llena de Dios,
totalmente llena, sin el menor resquicio de pecado. Por eso, le decimos también para
alabarla: Santísima, purísima, inmaculada
María, en su humildad, no comprende cómo Dios la ha escogido y no puede
comprender cómo se realizará, porque ha hecho voto de virginidad, pero el ángel le
aclara que el hijo que va a nacer será concebido por obra del Espíritu Santo.
En esta embajada, Gabriel se presenta ante la humanidad como el gran
comunicador, el gran mensajero, como si fuera el correo de Dios. Por eso el Papa Pablo
VI nombró a san Gabriel arcángel patrono de los Correos, de los carteros, de los
empleados de correos y de los filatelistas por la carta apostólica Quondoquidem del 9 de
diciembre de 1972.
El Papa Pío XII lo nombró patrono de las telecomunicaciones y de los
comunicadores por el breve apostólico del 12 de enero de 1951, donde dice: Ante la
solicitud de muchas personas notables, que trabajan en telecomunicaciones y que han
pedido que se les conceda a san Gabriel arcángel como celestial patrono, hemos
decidido acoger favorablemente este pedido que también responde a nuestros deseos.
Por lo cual, usando de nuestro poder apostólico, constituimos para siempre y
declaramos a san Gabriel arcángel patrono celeste ante Dios de las
telecomunicaciones, de sus especialistas y de todos los empleados, concediendo a san
Gabriel todos los honores y privilegios que corresponden normalmente a los patrones
principales.
Por ser san Gabriel el embajador de Dios es también patrono de los embajadores
y diplomáticos: también lo tienen por patrono los locutores de radio y todos los
empleados y operadores de radio y televisión, al igual que los operadores de teléfonos.
Igualmente, todos los mensajeros. En la actualidad, hay muchos que lo consideran
patrono de los cibernautas y del Internet. En una palabra, todo lo que haga referencia a
la comunicación de noticias por los medios conocidos y por los que vengan en el futuro,
están dentro de su protección.
Santa Matilde cuenta: Un día, vi al arcángel san Gabriel que iba delante de la
Virgen María con un cetro de oro sobre el que estaban escritas en letras de oro: “Dios
te Salve, llena de gracia, el Señor está contigo”5.
La beata Rosa Gattorno dice sobre san Gabriel: El 24 de enero de 1889 en la
noche, cansada por haber trabajado mucho a la mesa hago un esfuerzo para reunir
ideas y encontrar el punto de meditación. Me disgustaba, porque no encontraba
aquella unión que deseaba en la oración. Y se me apareció un bellísimo ángel que
rezaba cerca de mí. Un voz interior me dijo: Reza por ti. Él hace lo que tú no puedes
hacer; suple por ti. El ángel Gabriel hace tus veces. Y quedé muy contenta en mi
interior como si hubiera gustado aquello que en la unión podía experimentar

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